LA LOGIA



En busca de la perfección interna

Víctor Manuel Guzmán Villena
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“Una logia es un lugar donde los masones se reúnen y trabajan”. Por consiguiente esta asamblea o sociedad de masones debidamente organizada es llamada logia y cada hermano debe pertenecer a una de ellas y someterse a su reglamento y a los reglamentos generales. Una logia es particular o general, y será mejor comprendida por su frecuencia y por los reglamentos de la Logia General o Gran Logia que a continuación se detallan.

En tiempos antiguos, ningún maestro o compañero podía ausentarse, particularmente si había sido llamado a presentarse, sin incurrir en una severa censura, a menos que el maestro o vigilante supiera la necesidad que le había impedido presentarse.

Las personas admitidas a ser miembros de una logia tienen que ser hombres de bien y leales, nacidos libres y discretos y en edad madura…De los Maestros, Vigilantes, Compañeros y Aprendices
Toda promoción, entre los masones, está fundada sobre el valor real y el mérito personal solamente, a fin de que los señores puedan ser bien servidos, los hermanos no expuestos a la vergüenza, y el Oficio Real no despreciado. En consecuencia ningún Maestro o Vigilante está escogido por ancianidad sino por sus méritos. Es imposible describir estas cosas por escrito y cada hermano debe ocupar su sitio y aprenderlas en la forma peculiar de esta Fraternidad. No obstante los candidatos deben saber que ningún Maestro puede enseñar a un aprendiz a no ser que tenga un cargo suficiente para ello a menos que no sea un joven perfecto sin mutilaciones o defectos en el cuerpo lo que haría incapaz de aprender el Arte de Servir al señor de su Maestro y de ser hecho hermanos y luego compañero en su debido tiempo; incluso cuando haya servido durante el término fijado por la costumbre del país; y aunque sea nacido de padres honrados, a fin de que, cuando sea calificado pueda llegar al honor de ser Vigilante y más tarde Maestro de la Logia, Gran Vigilante y por último Gran Maestro de todas las logias, según sus méritos.

Ningún hermano puede ser Vigilante si no ha obtenido el grado de Compañero, ni Maestro antes de haber actuado como Vigilante, ni Gran Vigilante si no era ya Maestro de una logia, ni Gran Maestro si no era compañero antes de una elección, que sea también de nacimiento noble o caballero de la mejor clase o algún eminente sabio o algún arquitecto inteligente u otro artista nacido de padres honrados y que sea de un singular mérito en la opinión de las logias. Y para realizar de la mejor, la más fácil y la más honorable manera su cargo, el Gran Maestro tiene el poder de escoger de su propio Diputado Gran Maestro, que tiene que ser o haber sido anteriormente el Maestro de la logia particular y tiene entonces el privilegio de hacer todo lo que el Gran Maestro, su principal, podría hacer, salvo si el ya nombrado principal está presente o no impone su autoridad por escrito.

Estos dirigentes o gobernadores, supremos o subordinados de la antigua logia, deben ser obedecidos en sus puestos respectivos por todos los hermanos según las antiguas obligaciones y reglas con toda humildad, reverencia, amor y alegría.

De la Gestión del oficio durante el trabajo

Todos los masones trabajan honradamente los días laborables para poder vivir honorablemente los días de fiesta y el tiempo prescrito por la ley del país; ratificando por la costumbre observada.

El más experto de los compañeros será nombrado como Maestro o Inspector de las Obras del Señor, que tiene que ser llamado Maestro por los que trabajan para él. Los hombres de oficio deben evitar toda expresión grosera y no darse unos a otros nombres descorteces si no el de Hermanos o Compañeros y comportarse ellos mismos con cortesía en el interior y en el exterior de la logia.

El Maestro estando él mismo capacitado, emprenderá los trabajos del Señor lo más razonablemente posible y empleará fielmente los materiales como si fueran suyos y no dará salarios más elevados a ningún otro hermano o aprendiz que no lo merezca realmente.

Al mismo tiempo, el Maestro y el Masón recibiendo sus salarios con exactitud, deben ser leales con su Señor y acabarán honestamente su trabajo, bien sea a destajo o jornada y no trabajarán a destajo la tarea que de costumbre se haga como jornal.

Nadie conocerá la envidia ante la prosperidad de un hermano, ni lo suplantará en el trabajo si es capaz de acabarlo, puesto que ningún hombre puede acabar el trabajo de otro hombre, con el mismo provecho para el Señor, a menos que esté absolutamente al corriente de los proyectos y de los planes del que lo ha empezado.

Cuando un compañero es acogido como Vigilante del Trabajo bajo el Maestro, será a la vez leal con el Maestro y los compañeros, vigilará cuidadosamente el trabajo en ausencia del Maestro para provecho del Señor y los hermanos le obedecerán.

Todos los Masones empleados recibirán sus salarios sin murmurar, ni amotinarse y no dejarán al Maestro hasta que el trabajo sea terminado.

Uno de los más jóvenes hermanos será instruido en el trabajo para evitar que no se echen a perder los materiales por falta de juicio y para aumentar y hacer durar el amor fraterno.

Todos los empleados útiles de los trabajos serán aprovechados por la Gran Logia.

Ningún peón será empleado en el trabajo propio de la Masonería y los Francmasones no trabajarán con los que no son francos salvo en una urgente necesidad; tampoco instruirán al peón ni a los masones no aceptados como instruirán a un hermano o a un compañero.De la conducta a observar
a. En la logia mientras está constituida

No tener comités privados, ni conversaciones particulares sin permiso del Maestro. Ni hablar de cosas impertinentes o inconvenientes, ni interrumpir al Maestro o a los Vigilantes o a ningún otro hermano que habla con el Maestro.

Tampoco comportarse de una manera ridícula o burlona mientras la logia está ocupada en asuntos serios y solemnes, y no usar ningún lenguaje inoportuno bajo ningún pretexto, sino que manifestarse con el respeto debido a nuestros Maestros, Vigilantes, Compañeros y les demostraremos honor.

Si alguna queja se presenta, el hermano reconocido culpable se someterá a juicio y a la decisión de la logia, que es la propia y competente juez de tales diferencias (salvo si se apelara a la Gran Logia) que debe estar informada, salvo si la obra del señor debiera mientras tanto sufrir por ello, en aquel caso una acción particular puede hacerse pero no debes recurrir a la justicia por lo que concierne a la masonería sin una absoluta necesidad reconocida por la logia.

b. Conducta cuando la logia ha terminado y antes que los hermanos hayan marchado

Puedes alegrarte con inocente alegría tratándolos los unos a los otros según nuestros medios, pero evitando todo exceso, no forzando a ningún hermano a comer o a beber más allá de su deseo y no privando que se vayan a donde le llaman sus asuntos, no haciendo ni diciendo nada ofensivo o que pueda privar una conversación fácil y libre porque esto destruiría nuestra armonía y frustraría muestro laudable propósito. Así bien ninguna disputa ni querella debe ser llevada tras la puerta de la logia, sobre todo ninguna querella sobre religión, nación, política o estado, siendo nosotros solo masones de la religión universal. Somos también todas las naciones, lenguas, parentescos y expresiones, y estamos resueltamente contra toda política, no habiendo nunca contribuido a ésta y no pudiendo jamás contribuir al bienestar de la logia. Esta obligación ha sido casi siempre observada, pero especialmente desde la “Reforma en Gran Bretaña, por su alejamiento y separación de la Comunidad romana”.

C. Conducta cuando los hermanos se encuentran sin extraños, aunque no en una logia cerrada

Debemos saludarnos el uno al otro de manera cortés, según lo aprendido, llamándonos recíprocamente “hermanos”, dándonos libremente mutuas instrucciones oportunas cuando parezca conveniente, sin ser vistos ni comprendidos, sin invadir el uno el campo del otro y sin derogar el respeto que es debido a todo hermano, incluso si no es un masón. Pues aunque los masones sean como hermanos bajo el mismo nivel, la masonería no quita a un hombre el honor que antes tenía; al contrario, ella añade honor, especialmente si ha merecido la fraternidad que debe darlo a quien lo merece y evitar malas conductas.D. Conducta en presencia de extraños no masones
Ser prudentes en vuestra palabras y vuestro mantenimiento a fin que el extraño más perspicaz no sea capaz de descubrir o de encontrar lo que no conviene sugerir, y algunas veces nos desviaremos de la conversación y conduciremos prudentemente para el honor de la Honorable Fraternidad.E. Conducta en casa y con vuestro vecindario
Se debe actuar como conviene a un hombre moral y prudente particularmente no hacer saber a vuestras familias, amigos y vecinos lo que concierne a la logia. Pero consultar buenamente vuestro propio honor y el de la antigua Fraternidad de las cosas de las que no se debe hablar no mencionar aquí. Se debe tener cuidado de vuestra salud, no quedando juntos hasta demasiado tarde, no demasiado tiem

po fuera de casa, después que las horas de la Logia han pasado; evitando la glotonería y la borrachera de manera que vuestras familias no sean descuidadas o perjudicadas, ni vosotros mismos incapaces de trabajar”.

Ya en el análisis del gobierno de la logia está dirigido por una oficialidad solvente y dispuesta hacer respetar la autoridad y la solemnidad que los rige, su composición se rige por las siguientes dignidades:

1. Un Venerable Maestro que se coloca en el oriente.

2. Un Primer Vigilante que se coloca en el Norte y dirige la columna J.

3. Un segundo Vigilante que se coloca en el Sur y dirige la columna B.

4. Un Orador que se coloca en el oriente, a la izquierda del venerable Maestro.

5. Un secretario que se coloca en el oriente, a la derecha del venerable Maestro.

6. Un tesorero que se coloca a la izquierda del Orador, encabezando la columna Sur.

7. Un Maestro de ceremonias que se coloca delante y a la derecha del segundo Vigilante.

8. Primer experto que se coloca en la columna Norte frente al Maestro de ceremonias.

9. Segundo experto que se coloca a la derecha del Primer Vigilante.

10. Un Hospitalario que se coloca a la derecha del Secretario, encabezando la columna Norte.

11. Un Guarda templo Interior que se coloca a la derecha del primer Vigilante.

12. Un Guarda Templo exterior que se coloca al exterior de la puerta de acceso al taller.

Los primero Oficiales son llamados las Siete Luces del Taller o Oficiales Dignatarios, y gozan de la prerrogativa de pedir la palabra directamente al Venerable Maestro, y de ingresan al templo, estando abierto los trabajos. La Logia los recibe de pie y al orden, y el Maestro de ceremonias los conduce a su puesto. Todos los hermanos que por derecho se sientan en el Oriente gozan también de esta prerrogativa.

En los misterios de la antigüedad, el ceremonial de recepción figuraba las revoluciones de los cuerpos celestes. Los sacerdotes que presidían las iniciaciones y especialmente la de Eleusis, se llamaban Oficiales y representaban grandes agentes de la creación, al igual de lo que sucede hoy en la masonería moderna, que no son más que una fiel reproducción de aquellas.


Oficiales de la Logia


TIEMPO MASONICO

VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
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¡El mundo marcha! Hermosa frase que, sostenida como principio en el orden intelectual, se halla demostrada en cada paso que la humanidad en el orden material y progresivo de los pueblos.

Cada mejora que se realice en el orden material o científico, es un paso adelante; es un nuevo eslabón unido a la cadena que nos arrastra en pos del bello ideal de nuestras aspiraciones; es un destello de la inteligencia cósmica que en todas partes irradia luz pura a semejanza de la chispa luminosa que lanzan los relámpagos en el espacio.

Tal es la marcha de la ciencia, movimiento forzoso, obligado por la incomparable fuerza que las leyes naturales imprimen a cada ser para el cumplimiento de su objeto.

Y siendo nuestra Institución en que sus hijos marchen siempre a la cabeza de la civilización, la masonería a través de los trabajos que se estudian al interior de nuestros templos, es el recinto para recibir el pan de la inteligencia, manjar precioso que nutre y robustece a los humanos hasta convertirlos en verdaderos reyes de la creación. Pero no basta con que algunos alentados con la idea del bien se esfuercen por alcanzar tan noble fin, es necesario que todos, absolutamente todos pongamos de nuestra parte cuanto medios estén a su alcance para obtenerlo; es necesario que uniendo voluntades conspiremos al mismo fin, sin lo cual debilitamos los esfuerzos individuales no es posible llegar al pináculo de nuestros deseos; es de absoluta necesidad que todos los actos, todas las evoluciones y todos los procedimientos se hallen combinados de tal modo que converjan en un punto, y no se pierdan vanamente cual se pierden y malogran los ataques más viriles si no marchan en combinada dirección obedeciendo a un cálculo prudente y razonado.

Es verdad que el hombre caído y debilitado en su origen tiene necesidad que satisfacer, vicios corregir, aspiraciones que llenar y pasiones que contener; tarea difícil si se atiende a los muros formidables de la ignorancia; pero fácil si se atiende a la idea del trabajo, de la constancia y del tiempo. El tiempo es el mejor maestro, obrero de los siglos que con la inexorable fuerza de sus leyes va arrojando a los abismos de la nada a la misma ignorancia, que como viajera de la vida, está marcada con el sello de lo destructible.

El tiempo nos marca el progreso, y el paso del progreso es el paso de la luz de la verdad, cuyo reinado absoluto es el término de los seres y el último de lo creado; es la acción portentosa de un ser que existe separando la luz de las tinieblas; es, pues, el punto donde deben dirigirse todas nuestras fuerzas no individualmente consideradas sino unidas y de mancomún.

Porque ¿Qué importa que existan sabios, si el reflejo de su ciencia sólo ilumina las estrechas dimensiones de su laboratorio? ¿Si esa luz no puede convertirse en antorcha de los pueblos alumbrando el oscuro camino de la vida?

¿De qué sirve la ciencia de los sabios si no se convierte en alimento del pobre, en con suelo del afligido, en guía de los que marchan en brazos del error, en apoyo de los débiles?

¿Qué importa que campeen en el mundo claras inteligencias, qué importa que brillen en el seno de las sociedades los destellos de la civilización, qué importa que los medios de vida de que podemos disponer se presten dóciles a realizar la prosperidad de las gentes, si falta lo principal que es el vínculo de unión?

Felices, los que comprendiendo la fuerza, la energía y el adelanto que imprimen los lazos de unión buscan su grandeza en la Asociación Masónica poderosa que convierte lo estéril e infecundo en elemento de prosperidad, bienestar y grandeza de la humanidad.

MORAL MASONICA


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
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Puedo decir que no hay un Código Moral Masónico sino que es deber de nosotros crearlo, a base de comprender primero los factores sobre los cuales ese Código va actuar y ver que se puede sobre todo: evitar humillar a los humanos, evitar dividirlos como rebaños, evitar ultrajarlos, dejarlos crecer, respetar su integridad compleja, porque estamos sujetos a ciertas leyes aparentemente contradictorias pero en el fondo son armónicas.

Hay muchos libros, enciclopedias donde se tratan este tema del Código Moral Masónico, pero no pasan de ser moralistas líricos los que han escrito volúmenes, copiándose unos a otros, pero sin que tengan un efecto real y práctico como para que la Masonería supere sus dificultades y sus constantes enfrentamientos de falso poder entre hermanos, logias y Orientes, lo que le lleva a un desgaste y a una falta de credibilidad en el resto del mundo. Aquí tenemos que aplicar nuestras virtudes para superarlo con la tenacidad sin límite y un valor de confianza en nosotros mismos para llegar a alcanzar las grandes realizaciones que espera la humanidad.

ESTE CÓDIGO ES UNIVERSALMENTE RECONOCIDO DESDE LA REORGANIZACIÓN DE LA MASONERÍA POR LA GRAN LOG:. DE INGLATERRA, EN EL AÑO DE 1717, Y APROBADO POR EL CONVENIO DE LAUSANA, SUIZA, EL 5 DE SEPTIEMBRE DE 1875, E:.V:.

1. Adora al Gran Arquitecto del Universo.

2. Ama a tu prójimo.

3. Haz el bien, y deja hablar a los hombres.

4. El verdadero culto a Dios, consiste en las buenas costumbres.

5. Haz el bien, por el amor al bien mismo.

6. Conserva tu alma pura; que pueda presentarse a toda hora delante de Dios, libre de todo reproche.

7. Ama a los buenos, compadece a los débiles, huye de los malvados. Más no odies a nadie.

8. Háblale respetuosamente a los grandes, prudentemente a tus iguales, sinceramente a tus amigos, y con ternura a los pobres.

9. No adules jamás a tu hermano, porque es una traición; y si tu hermano te adula, desconfía que te corrompa.

10. Escucha siempre la voz de tu conciencia.

11. Sé el padre de los pobres. Cada suspiro que tu dureza les arranque, será una maldición que caerá sobre tu cabeza.

12. Respeta al extranjero y al viajero, porque su posición, les hace sagrados para ti.

13. Cuando a tu vez seas extranjero, no abuses de esa circunstancia pretendiendo mayores consideraciones que las de la justicia.

14. Evita las disputas y prevee los insultos, poniendo la razón de por medio.

15. Respeta a las mujeres. Jamás abuses de su debilidad, y muere antes que deshonrarlas.

16. Si el Gran Arquitecto del Universo te da un hijo, dale gracias; pero tiembla por el depósito que te confía, porque en lo sucesivo, tú serás para ese niño, la imagen de la Divinidad.

17. Haz, que hasta los diez años te tema; hasta los veinte, te ame; y hasta la muerte te respete.

18. Hasta los diez años, sé su maestro; hasta los veinte, su padre; y hasta la muerte, su amigo.

19. Enséñale ante todo, buenos principios; y después, bellas maneras. Que te deba una doctrina esclarecida, mejor que una frívola elegancia.

20. Que sea mejor, un hombre honrado, que un hombre hábil.

21. Lee y aprovecha; ve e imita; reflexiona y trabaja.

22. Y que todo redunde en beneficio de tus hermanos, para tu propia utilidad.

23. Sé siempre contento para todo, con todo y de todo.

24. Jamás juzgues ligeramente las acciones de los hombres. Perdónalas y no las condenes.

25. El Gran Arquitecto del Universo es el que sondea nuestros corazones. Es él, sólo, quien puede apreciar su obra.

Luego de leer con atención estos fundamentos tan valiosos para los masones, me permito reflexionar sobre como se presenta al hombre entregado a sí mismo y sujeto al yugo de las pasiones ; al libertino devorado por el horror que le inspira prematuramente; al avaro que expira andrajoso y hambriento entre montones de oro; al ambicioso padeciendo la tortura de sus deseos, siempre crecientes e inextinguibles y jamás satisfechos ni mitigados, y de tanto otros seres desgraciados, para los que nunca existe un momento de reposo, para los que todo consuelo parece que huye y les está vedado de la dulce serenidad y la apacible calma de un perfecto masón, para quien su Fraternidad, hija de la esperanza, desarrolla los más brillantes ejemplos y le ofrece los más dulces consuelos.



Si pretendemos gobernar nuestras vidas, es indispensable que antes nos enseñemos a seleccionar con acierto nuestros misterios, no admitiendo por ningún concepto aquello que puedan dañarnos.

Hermanos no nos desorientemos, pudiera ser y con suerte de que algunos de vosotros tal vez como yo crea en el Código Masónico, pero igualmente puede venirnos el desánimo porque la historia de la masonería está principiando, estamos dando recién los primeros pasos en la historia de la humanidad.

Tenemos cientos de años por delante hasta que los pueblos comprendan, hasta que los hermanos comprendan, hasta que cada uno de los que poblamos la tierra comprendamos que somos una entidad espiritual para que brille la unidad humana e impere en nuestro planeta no solo la técnica sino el espíritu.

Sí, tenemos muchos años y para ello podemos principiar por aplicar los valores del Código Moral Masónico, y nosotros podremos dejar para las futuras generaciones, la verdadera ciencia de la paz, la verdadera ciencia de la cooperación humana, la verdadera ciencia de la excelsitud de la divinidad del humano.

EL MANDIL MASONICO


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
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El mandil es una prenda de vestir que siempre ha estado ligado a todas las escuelas iniciáticas, desde la más remota antigüedad y llega hasta nuestros días. En el antiguo Egipto, el mandil era triangular con la cúspide para arriba, el ceñidor era su más importante característica, estaba intensamente magnetizada y dispuesto de modo que abarcase un disco de materia etérea a fin de separar la parte sutil del cuerpo físico de la parte densa del mismo.

En la economía levítica de los israelitas, los sacerdotes llevaban siempre puesto el “abnet” o delantal blanco, el cual formaba parte de las ropas ceremoniales de los sacerdotes y significaba emblema de santidad y pureza, siempre caracterizada en la divina naturaleza y el culto digno a su Dios.

En los misterios persas de Mitra se investía al candidato con un cíngulo, una corona o mitra, una túnica de púrpura y, por último un mandil blanco, en cuanto había recibido la luz tan solicitada.

En las ceremonias iniciáticas practicadas en la India, se investía a los candidatos con el “sash” o “zennaar” sagrado, compuesto de nueve hilos que terminanaban en un nudo, y que pendía desde el hombro izquierdo a la cadera derecha, semejante a la banda masónica.

La secta de los esenios, que por su organización es la institución secreta de la antigüedad más inmediata a la masonería, investía siempre a sus candidatos con el ropaje blanco.

En los ritos escandinavos, en que el genio militar de este pueblo creó una iniciación guerrera, se entregaba al candidato un escudo blanco en vez de mandil, cuya ceremonia iba acompañada de ciertas enseñanzas simbólicas, no muy diferentes de las que se dan al entregar el mandil masónico al iniciado.



En todas estas clases de investiduras e independientemente del material y de su forma, se trataba de expresar la idea de pureza. La adopción del mandil en la masonería se debe indudablemente a la que los albañiles empleaban en la Edad Media, como prenda necesaria para su trabajo. Ellos los antiguos operarios nos han dejado como legado, su nombre, su lenguaje técnico, su prenda de vestir, con la cual protegían sus vestidos de las manchas que producía su trabajo.

Para los masones especulativos el recibir el mandil es un distintivo de la Masonería y la más honrosa de todas las condecoraciones humanas, porque simboliza el trabajo, que es la única fuente de salud, de la virtud y de la riqueza. Y eso da derecho a sentarse entre hermanos. Su blancura es el emblema de la inocencia y del candor y da entender que así debe reinar en nuestros corazones. Por eso siempre se instruye que no debe mancharse, sino mantenerse limpio con las virtudes que el masón debe aplicar en todas sus actividades de la vida. Y si en caso manche se impedirá que vuelva a usarlo.



EL MANDIL DE VOLTAIRE

el material con que se debe ser confeccionado es de piel de cordero, que es el animal sagrado escogido por los antiguos sabios e iniciados para significa, al igual que el color blanco, la inocencia y la pureza; por tanto el color como el material simboliza el estado del alma en evolución, como la de un niño, que mientras progresa ésta va tomando colores más brillantes hasta llegar a las vestiduras donde se concentra todos los colores.

El mandil del aprendiz lleva la baveta levantada formando una figura de cinco puntas, símbolo del hombre quíntuple. Esta forma de utilizar el mandil sirve para que el aprendiz se cubra el plexo solar, una de las partes más sensitivas que tiene el cuerpo psíquico del humano. Sirve de protección ante todos los ataques del mundo profano y de todos sus peligros. Además de cubrirse de las energías negativas, da confianza de estar a salvo así sea en el lugar más peligroso donde se encuentre. En los grados superiores se deja caída la baveta, porque el alma ya está en el cuerpo y por su medio actúa.

Sin el mandil no se puede asistir a los trabajos, ya que simbolizando la nueva piel que recubre y le ayuda a superar todos los obstáculos que se le presenten al, ya que es un manto de pureza e inocencia que deja aflorar la conciencia individual para que pueda trabajar y desarrollar en completa paz y armonía sin que el mundo profano perturbe la tranquilidad del pensamiento y del espíritu y no pueda romper la armonía reinante cuando estamos a cubierto y se abren los trabajos.

Es la pureza e inocencia de los actos que realiza todo masón dentro y fuera del taller de la honradez, con imparcialidad y sobre todo con la verdad, y la libertad de pensar y actuar.

MASONERIA

VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
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Llamase Masonería al estudio de las ciencias y la práctica de las virtudes; entendemos por ciencia lo que todos entendemos por tal, es decir, las razones del por qué de las reglas para hacer bien alguna cosa; y por virtud, el ceñimiento a las reglas del buen vivir y la práctica constante del bien, por amor al bien mismo, y nada más.

La Masonería es una institución de índole compleja, que carece de religión, por existir todas en su seno y no tener, lo que las excluye a todas, sin predominio de ninguna; no tiene patria, porque ello le quitaría su carácter eminentemente universal; carece de raza, porque ella subsiste bajo todos los climas; no tiene color, porque entonces negaría la virtud, cualidad susceptible de encontrarse en cualquier hombre negro, amarillo o blanco, pobre o rico, grande o pequeño.

Los que afirman que la Masonería está en pugna con ésta o aquella religión, son personas que ignoran de todo lo que es la Institución Masónica, y que juzgan tan solo por referencia o por apasionamiento a ésta o aquella causa.

Si la Masonería atacara a alguna creencia o religión, no habría en su seno individuos que son a la vez creyentes y masones, no tendría religiosos intransigentes y masones convencidos.

La Masonería deja a sus miembros la más amplia facultad de pensar y creer; pero se rebela contra toda invasión fanática, cualquiera que sea la forma en que se presente; pues todo extremo o exageración en las ideas o creencias es un vicio que exalta y que se combate sin tregua, teniendo presente para ello “Que el hombre es libre para todo, menos para ser esclavo”.

La Masonería, institución altruista y tolerante es a la vez escuela, templo, academia, que a sus labores intelectuales, añade los principios que rigen en la vida las eternas enseñanzas de la más sana moral; que practica las virtudes más elevadas tratando de hacer efectivo “Amaos los unos a los otros”.

Como escuela, es una institución sobre bases objetivas fundadas en verdades evidentes. En filosofía, no da preferencia a ningún sistema, porque si es sensualista arruina los principios espiritualistas; rinde culto a la razón, atributo del hombre; pero no da preferencia al racionalismo puro porque acabaría con todos los principios metafísicos que son conocidos y respetados como principios fundamentales de ideología, por eso vemos que su filosofía es ecléctica, pues así tienen cabida todos los sistemas sin que exista la preferencia en ninguno, teniendo siempre presente: Que la verdad es una y que los caminos por donde puede el espíritu humano llegar hasta allá, son muchos.

La Masonería nunca ha ido contra ninguna religión, secta, ideología, idea, creencia ni bandería política; lo que ha hecho en todo caso es combatir todo fanatismo y toda superstición; porque esos vicios son la forma más exaltada de la razón, que pervirtiendo el entendimiento y perturbando el criterio han sido la causa del extravío de las ideas que han conducido a la humanidad a los errores más graves; de allí han salido las guerras más crueles, como han sido las guerras religiosas, de donde nació uno de los hechos históricos fanáticos religiosos más repugnables que la historia recuerda con horror y se llamó “La Inquisición”; en el mundo moderno la guerra fratricida en Irlanda, entre católicos y protestantes; en los pueblos del Medio Oriente la imposición a la fuerza del Islamismo, etc.

La Masonería ha sufrido con paciencia y resignación todas las persecuciones que le han hecho sus más crueles y encarnizados enemigos; ha visto con ojos de piedad a sus detractores; ha perdonado a todos aquellos que de algún modo la han escarnecido; pues comprende que no ha podido ser entendida por todos, y en algunos casos por sus propios adeptos, pues cuando llegue esa época venturosa en que todos los hombres sepan lo que es la Masonería, ese día será en la tierra el reinado de la libertad y la justicia regirá a las naciones y así habrá cumplido la Masonería su misión y su obra, razón para que la Masonería deje de ser.

La Masonería no es una institución benéfica, como muchas que existen con fines de mutuo auxilio; no, ella ejerce la caridad bajo todas sus manifestaciones; pues la Masonería cree que, no son sólo mendrugos los que necesita la humanidad: así, pues, un consejo a tiempo; una observación oportuna; una amonestación conveniente; una reprensión sin acritud; una corrección sin avergonzar u otro medio cualquiera de enmienda a las faltas, defectos o extravíos son también obras de caridad que debemos emplear en favor de los hermanos y amigos. “Compartir las alegrías y aliviar las penas” son deberes de fraternidad. “no sólo de pan vive el hombre”.

La Masonería rinde culto excelso a la virtud, adora la verdad, respeta la razón, lucha por la justicia y ama el derecho, emanaciones del Gran Arquitecto del Universo. Los masones lo consideran como el ser eterno y existente y es por ello que el humano es inmortal, que se prepara en esta vida para otra eterna y futura, en idéntica contraposición primero con la filosofía de la antigüedad y luego con las doctrinas religiosas de occidente que circunscriben la existencia humana a la vida presente.

Por tanto, estas dos doctrinas: la de la unidad del Ser Supremo y la de la Inmortalidad del Alma constituyen la filosofía de la Masonería. De ahí que en la historia de la humanidad siempre encontraremos instituciones y asociaciones que enseñaran estas verdades de un modo alegórico y simbólico, a pesar de desarrollarse muchas veces en un ambiente en que predominaba el oscurantismo intelectual y la degradación de las antiguas religiones politeístas y creo a tener derecho de sostener que esas acusaciones fueron la inunabula, es decir los predecesores de la institución masónica, tal como hoy día existe.

TEMPLO MASONICO

Como la palabra masón quiere decir Albañil y todo en la masonería se enseña por medio de alegorías, el fin de una sociedad de albañiles ha de relacionarse con el oficio que representa. En el lenguaje masónico siempre tiene como objetivo primordial construir o restaurar un templo. Este puede ser el templo de la naturaleza o el templo interno, en que debe reinar la libertad, la igualdad y la fraternidad y se enseñe la virtud y la moral propia de la Orden.

La masonería es el estado ideal del humano; es el estado en que él encuentra y conserva su perfección y su felicidad. Este estado ha sido destruido por la religión, los dogmas y el fanatismo. Estos han quitado a los humanos su libertad primitiva, su igualdad y destruido su fraternidad. Por ello la masonería lucha por devolver al hombre su perfección y felicidad original, su libertad, su igualdad y su fraternidad natural.

LEYENDAS MASONICAS

El ritual masónico está lleno de leyendas, sobre todo en los grados superiores, comenzando por el Maestro, en que está la leyenda de la muerte de Hiram. En estas leyendas van envueltas las alegorías para comunicar su luz entre los hermanos y ocultarse de los profanos.

La diferencia entre alegoría y símbolo es que este tiene un significado puramente convencional, de modo que es imposible de que el que no está en el secreto, lo descubra; la alegoría, en cambio, “es un discurso o narración en la cual hay un sentido literal y otro figurado, un sentido patente y otro conexo, siendo la intención del que usa el sentido patente la de indicar por analogía o comparación, el figurado u oculto”.

La interpretación de la alegoría es fácil, y por eso alguien ha dicho que “la alegoría habita un palacio diáfano”. Por ello todas las leyendas de la masonería son alegóricas y tienen su importancia en su verdad histórica.

LOS SIMBOLOS

La iniciación no es más que el comienzo del trabajo interno de la masonería. Luego viene un proceso de instrucción donde se aprende el simbolismo de las leyendas.

Todo es símbolo en la masonería. La de los tres primeros grados suele llamarse también masonería simbólica, a diferencia de la otra, que es la de los grados filosóficos. El símbolo es una imagen sensible empleada para expresar un sentido oculto, pero analógico. Pero esta imagen simbólica es solamente convencional, es decir, que no tiene más que una relación convencional, acordada libremente entre los que usan, con la cosa significada. Por tanto es imposible que el que no está en el acuerdo se dé cuenta de su sentido.

No sería posible que diera aquí el sentido simbólico de todo lo que hay en una logia y de todas las ceremonias que se usan. Sería menester mucho espacio para ello; tanto más cuanto que la significación de los símbolos tienen sentidos diversos a medida que el iniciado se va internando en grados y conocimientos masónicos.

Para ejemplizar lo anterior vamos analizar el triángulo que representa el Gran Arquitecto del Universo, o trinidad masónica, o sea, la naturaleza con sus tres reinos, mineral, vegetal y animal. La palabra dios comienza en muchos idiomas con la letra D, letra que en griego es un triángulo. En el medio está la letra G, que significa generación.

“Este dios trino, dice Ragón, tiene tres misterios que simbolizan también los tres lados del triángulo: 1º Todo es formado por la generación. 2º La destrucción sigue a la generación en todas sus obras. 3º La regeneración, bajo otras formas, sigue los efectos de la destrucción.

Analicemos otro símbolo que es la piedra bruta, la piedra pulida. La piedra bruta representa el trabajo de los aprendices que deben trabajar para pulir sus perjuicios del mundo profano, Mientras que la pulida está trabajada como lo hacían los obreros del templo de Salomón, al orden interior para la construcción de su templo.

LA MASONERÍA EN EL ECUADOR



VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
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Las persecuciones políticas, la ignorancia, decadencia y desidia de las instituciones públicas y privadas que no han podido tener un archivo ágil y eficiente así como los frecuentes incendios, saqueos y censuras han destruido importantes documentos relacionados con la historia, me impide precisar con mayor acuciosidad los inicios de la masonería en Ecuador, pero a pesar de todos estos obstáculos tenemos la certeza que antes de 1809 ya existió una Logia Masónica en Quito, fundada por ecuatorianos que viajaron a Europa, ávidos de saber y en búsqueda de conocimiento y que al regresar al país trajeron moderna instrucción conjuntamente con un amor a la libertad y la decisión de consagrarse a la causa de la independencia, empeño en que fueron ayudados por notables extranjeros que dedicaron sus energías y vertieron su sangre en defensa de los derechos de nuestros pueblos. Aquella logia de Quito dependió de la potencia inglesa. Su Venerable fue Juan Pío Montúfar, que fue Presidente de la Junta Suprema de Gobierno. Otro de sus miembros fue José Mejía Lequerica, de destacada actuación en las Cortes de Cádiz.




Juan Pio Montufar

También parece probado por los pocos documentos existentes que se conoce que en Guayaquil, en 1820, se planificó y ejecutó la Independencia de Guayaquil a través de la Logia Estrella de Guayaquil, que José de Antepara lo calificó como un acto trascendental y definió como Fragua de Vulcano y en forma simultánea forma la división Protectora de Quito para liberar de España a los territorios de la Audiencia de Quito, aspiración que se cristaliza el 24 de mayo de 1822.

La Estrella de Guayaquil tiene su origen en las Logias Lautarinas y yendo más atrás en la historia, en 1800 levantó columnas en Londres una logia llamada Gran Reunión Americana, cuyos miembros se denominaron Caballeros Regionales, teniendo como exclusivo objeto unificar esfuerzos por liberar a los pueblos de América del colonialismo español. A esta logia pertenecieron el precursor de la independencia Francisco de Miranda, Bernardo O’Higgins, Andrés Bello, Simón Bolívar, José de San Martín, José Joaquín Olmedo. La logia Estrella de Guayaquil se fundó el 8 de octubre de 1820.

De allí para adelante, no se han conservado vestigios hasta 1824 en que el H:. Antonio Valero con poderes suficientes del Supremo Consejo de Bogotá, fundó en Guayaquil la Logia Ley Natural con los H:. Gral. Pedro Lavayen, Hilario Indaburu, Narciso Gutiérrez, José Rodríguez, Nicolás Caicedo, J. P. Moreno, F. Betancourt, J. F. Moréan, Alejandro López, A. Triviño, Miguel Lavayen, Manuel Lavayen y otros; ignorándose la fecha exacta en que se suspendieron los trabajos.

Es importante anotar que en 1824 para enfrentar al gobierno de Juan José Flores se organiza en Quito el grupo denominado Sociedad del Quiteño Libre, la misma que estaba integrada por masones como el Gral. Manuel Matheu, Coronel Francisco Hall, José María Sáenz, Pedro Moncayo Esparza.
Pedro Moncayo Esparza

La Sociedad del Quiteño Libre fue en sí una logia y su cabeza principal fue el coronel Hall, de origen inglés y el ibarreño Pedro Moncayo y Esparza. Esta Logia del Quiteño Libre lanzó la candidatura presidencial de Vicente Rocafuerte a la diputación de Pichincha y lograron su elección. Rocafuerte fue masón, miembro fundador de las Logias Lautarinas de Chile y de los Caballeros Racionales de Cádiz-España. También fue miembro de la Logia Unida de Inglaterra y del Centro Filantrópico de Guayaquil y de la Gran Logia Unión y Orden de Lima. Rocafuerte con el apoyo de la masonería luego fue nombrado el segundo Presidente Constitucional de la vida república del país.


Vicente Rocafuerte

Después vino el predominio de los jesuitas en la política ecuatoriana con García Moreno, en cuya época no es dudoso que existiera algún taller masónico en el territorio, pues hasta se afirma en la tradición popular que el mismo mandatario pretendió hacerse iniciar para conocer lo que de otro modo le estaba vedado; pero que fue severamente rechazado y de allí nació la persecución desembozada y tenaz de que fue víctima la masonería contra la que nunca pudieron ni el tiempo ni las tiranías.

Por 1859 estaba establecida en Guayaquil la Logia Filantrópica dependiente del Gran Oriente del Perú, que luego dejó de trabajar. A ella pertenecieron entro otros distinguidas personalidades como José de Villamil, José María Molestina, Bartolomé Fuentes, Juan Puig, Juan José Allende, Juan Destruge, Antonio Neumane y otros.

Al iniciarse 1878 la transformación liberal solicita carta del Gran Oriente del Perú y funda un taller que se llamó Redención y que al retornar el dominio conservador desapareció.

Quedo entonces vacante el territorio ecuatoriano y que fue ocupado en abril de 1897 por la Gran Logia de los Antiguos, Libres y Aceptados Masones del Perú, quienes establecieron en Guayaquil la logia “Luz del Guayas”.

Eloy Alfaro

En diciembre de 1901 el coronel Alonso Plaza con poderes del Supremo Consejo Grado XXXIII del Perú instaló en Guayaquil una nueva logia bajo en nombre de Sucre, a la que siguió luego la Filantropía del Guayas, inaugurada en junio de 1905, en pleno apogeo de la revolución liberal comandada por el H:. Eloy Alfaro que trajo al país un régimen de libertad de culto e implantó el laicismo en la educación, entre otras innovaciones para integrar a los habitantes a mejores perspectivas de vida.

Convencidos muchos maestros masones de que hasta los intereses de la fraternidad, como la legislación generalmente admitida exigían imperiosamente que las logias se desprendieran de la obediencia del Supremo Consejo para fundar una Gran Logia Ecuatoriana, iniciaron trabajos encaminados a este fin, pero la disidencia e intereses personales hicieron fracasar la empresa; mas, en 1910 se obtuvo la creación del Supremo Consejo Grado XXXIII del Ecuador, al cual se allanaron las dos logias del Rito Escocés Antiguo y Aceptado existentes en Guayaquil y eran la logia Ley Natural dependiente del Gran Oriente de España y Simón Bolívar auspiciada por el Supremo Consejo del Perú, centro establecido en Quito.

En 1913 varios miembros de la Logia Sucre de Guayaquil de nacionalidad italiana se retiraron para fundar la logia Aurelio Santti de la obediencia del Supremo Consejo Grado XXXIII de Italia, pero no pudieron continuar sus labores por lo que sus miembros resolvieron devolver la carta y reintegrarse a su madre logia Sucre.

Desde esa fecha se suscitaron nuevas agitaciones en pro de la fundación de la Gran Logia del Ecuador, sin que por múltiples causas, el empeño haya tenido éxito; y, más bien se temió por un momento que llegase a decaer la masonería ecuatoriana, pues de las 5 logias que al establecimiento del Supremo Consejo del Ecuador existían en el país, apenas trabajaban con regularidad la Sucre y la Ley del Guayas. Las tres restantes no daban señales de vida, no obstante que algunos de sus miembros hicieron tentativas para emprender en su labor activa que demanda el ideal masónico.

Por fin en 1917, dos grupos del H:. de la logia Sucre se propusieron conseguir el establecimiento de la Gran Logia del Ecuador. Al enterarse de las ideas fusionaron sus esfuerzos y acordaron dar un fuerte impulso a la actividad masónica. Y en esta tarea se unieron prominentes miembros de la Filantropía del Guayas y de la Simón Bolívar de Quito, para recomenzar sus labores y después para reunir en su entorno a elementos dispersos fundaron en Guayaquil las logias Luz de América y Eloy Alfaro.

El 11 de enero de 1918 la logia Sucre de Guayaquil tuvo una reunión especial y después de que el plan fue expuesto cruzaron ideas entre los concurrentes y se aprobó un acuerdo convocando a las logias ecuatorianas a un congreso masónico que se ocupara de las cuestiones previas a la instalación y reconstitución de la Gran Logia del Ecuador.

En sesión especial convocada para este objeto fue conocida la invitación cursada por las logias Filantropía del Guayas, Simón Bolívar, Eloy Alfaro, Luz de América y Luz del Guayas. Las 4 primeras aceptaron la convocatoria al congreso masónico y rompieron los lazos de subordinación que hasta entonces les unía al Supremo Consejo del Ecuador y nombraron sus representantes con plenos poderes para que a su nombre concurrieran al mencionado congreso. La Luz del Guayas aceptó bajo ciertos condicionamientos.

El día fijado, 20 de febrero de 1918, se instaló solemnemente el congreso con la concurrencia de todas las logias del Ecuador, presentes a través de diputaciones y ante un gran número de maestros masones. Las sesiones se encaminaron a elaborar el proyecto de constitución y después de un amplio estudio fue aprobado definitivamente.

El 3 de marzo de 1918 el congreso masónico declaró terminado sus sesiones y citó a la Gran Logia para su primera asamblea para el día siguiente, en cuya fecha se verificó la instalación de la Gran Logia del Ecuador, se promulgó la Constitución y se prestó solemne juramento de obediencia al nuevo código.

Posteriormente y con pocos días de intervalo, las Logias de la Obediencia hicieron igual promesa. La instalación del Vice Gran Maestro se verificó el 11 de marzo y la del Gran Maestro el 1 de junio. Estas ceremonias fueron solemnes y se efectuaron en presencia de más de 200 maestros masones de todo el territorio ecuatoriano. Fue elegido vicepresidente Ismael Pérez Pazmiño y Presidente de la Gran Logia del Ecuador el doctor Miguel E. Castro, que viene hacer los primeros dignatarios de este Gran Oriente masónico.

Para formular la Constitución se hizo un estudio comparativo y detenido de cuantas constituciones pudieran existir y se adoptó todo aquello que sin salirse de la tradición y adoptaba de mejor manera a la cultura e idiosincrasia de la masonería ecuatoriana. Así, pues, y con el fin de no dividir fuerzas la Gran Logia auspició a las logias de todos los ritos regulares, con el objeto de facilitar la administración y eligieron el sistema de gobierno de la masonería argentina que dividía el poder supremo del subordinado en las secciones legislativa, ejecutiva y judicial, reuniendo la suma de poderes en el cuerpo legislativo formado por representantes de las logias libres, especialmente por los talleres.

Este esbozo tiene la finalidad de preservar el desarrollo de la masonería ecuatoriana y sobre todo tener en cuenta que ha sido un centro de discusión y de trabajo en beneficio del país, ya que sus miembros y talleres han jugado papeles decisivos en la historia política, cultural, económica y social, siendo los personajes más destacados de la vida ecuatoriana masones y su presencia ha perdurado y constituye guía y ejemplo a nuestras futuras generaciones.

Es preciso señalar que la masonería ecuatoriana pese a sus altibajos siempre tiende ha desarrollarse y proyectarse en la sociedad.

LA VOZ DEL DEBER

VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
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Nada más hermoso que esta comunión de hombres de buena voluntad, conscientes de sus deberes, fieles a sus juramentos, dando tan brillante ejemplo a los que han menester de estímulos para sentir el sacudimiento de energías dormidas por decepciones y fracasos. Parece que en todos ellos habla muy alto esa virtud que libremente se imponen y que se llama deber.

Se siente el poder sugestivo del ideal y se dejan arrastrar hacia él atraídos por sus encantos misteriosos, por sus senderos divinos, por sus raudales inagotables de bien, por su fecunda sabiduría, por su eterna, por su infinita belleza.

Los obreros del bien en sus múltiples aspectos acumulan molécula tras molécula para levantar esa gran edificación que tiene sus cimientos en la tierra y su coronamiento en regiones que nos son desconocidas porque ignoran la meta a la que van por perfecta que la imaginen; porque el progreso es indefinido, pero laboran con la fe del conocimiento, con la fe de la sabiduría, con la confianza que da la fuerza, con la emoción que produce la belleza. La sabiduría que les lleva de la mano siguiendo el sutil hilo del estudio en esas cámaras misteriosas en que yacen las verdades antiguas como vírgenes que esperan la caída del velo de Isis para ofrendar su concurso al laboratorio de la vida.

La Sabiduría que a manera de cinta de video descubre a la mente, en progresión incesante los maravillosos secretos de la naturaleza en sus dos aspectos: psíquico y físico, van revelándoles para iniciarles en el gran misterio. La sabiduría, única luz capaz de iluminar el sendero que a través de los ciclos de evolución sigue el arco ascendente hacia aquello incognoscible, hacia lo absoluto, lo inmanifestado. La sabiduría, piadosa hija del cielo que premia la jornada con el beso divino que enciende el alma a la luz de la inmortalidad. Está sustentada en tres pilares que son:

La Fuerza: Que da la fe en el poder de la unión de voluntades, de aspiración hacia el mismo ideal, que fortalece los principios que vitaliza las convicciones que alimenta el amor, que consagra el sacrificio, imagen del uno en el mundo de las apariencias, de los contrastes, de la separatividad.

La Belleza: Creada para los espíritus delicados traída por el genio helénico para iniciarles en la inefable emoción estética de las almas puras que presienten la forma perfecta del arquetipo. La belleza moral que ennoblece la vida dignifica el alma, purifica el cuerpo y aporta los más finos materiales para la construcción de las sociedades fuertes y saludables.

El deber es la aplicación constante de la voluntad a los actos que creemos consagrados al bien común, en virtud de un pacto que hacemos entre nuestra consciencia y las demás consciencias en nuestra vida de relación.

La sabiduría que dirige; la fuerza que construye; la belleza que da forma; el deber que obliga a la obra. He aquí los cuatro grandes poderes que dirigen la evolución humana. Todos se necesitan y todos se complementan. La sabiduría necesita para manifestarse de la belleza y de la fuerza. La fuerza necesita para manifestarse bellamente que la dirija la sabiduría. La belleza necesita para emocionar que la dirija la sabiduría, que la sustente la fuerza. El deber necesita de las tres para ser lógico.

Con estas tres luces vamos hacia la consecución de nuestros propósitos verdaderos; porque toda obra humana que no constituyan estos cuatro elementos de inmortalidad, es deleznable y perece.

Pero el bien no perece. Su paso por la tierra deja la huella del paso que no borra los surcos del tiempo. El bien es sabio, es fuerte, es bello porque es el deber mismo. Hacer el bien para ser sabios, para ser fuertes, para ser bellos. Cumplir el deber de alimentar la luz que arde en nuestro corazón, cumplir el deber porque es el único canal por donde fluye esa chispa que nos hace vivir; porque es el suave murmullo que incesantemente canta al oído invitando al deber; él es la palabra que trajo de la India, que guarda el secreto del principio y del fin; como trajo de Roma la palabra de la ley; Persia la de la fuerza; Grecia la de la belleza; Egipto la de la religión, pero sobre todas ha sobrevivido la India porque guarda el concepto único del deber, que es la razón del bien. Pasaron Roma, el antiguo Egipto y la antigua Grecia; pero la India antigua, dándonos las palabras del deber, la palabra del bien, en la Teosofía, la sabiduría, hermana de la masonería, que como blanca paloma, símbolo de Paz, remontó su vuelo y pasó los Himalayas para traer a Occidente la palabra del deber, la palabra de pase por las Puerta de Oro. Los grandes fundadores de religiones, que aunque con distintos aspectos presentan la verdad una e indivisible, sintetizaron sus doctrinas en el deber.

-Sed buenos que lo demás os será añadido, manifestó Jesús.
-El odio no cesa con el odio, sino con el amor, dice Buda.
-Pensamientos puros, palabras puras y obras puras, pronuncia Zoroastro.
-La tinta del sabio vale más que la sangre del mártir, afirma Mahoma.
-Piensa en mí, confía en mí, conságrate a mí y suavemente llegarás a mí está escrito en el Bhagavad-Gita.
-Al progreso de la humanidad, dedicamos nuestros esfuerzos y esto es trabajar a la gloria del Gran Arquitecto del Universo puntualiza la Masonería.

Cumplido el deber, conocido que el deber es el bien y que la sabiduría, la fuerza y la belleza son la inmortalidad ¿Qué puede detenernos en nuestro camino? ¿Qué filosofía, qué religión, qué escuela, qué concepción de la vida podrá derribar la única concepción que admite un plan divino?.

Hay mucho bueno que hacer en el mundo que nos rodea y para nosotros preferentemente en la sociedad a que pertenecemos. Luchar por la formación de un gobierno justo y entregado a las grandes mayorías y no a los grupos diminutos de privilegio. Debemos obligar a que su gestión pública sea eficiente. Luchar por la eliminación de la corrupción en todos sus ámbitos de acción, desde la política donde se han convertido en mercantilistas que a pretexto de velar por los intereses de la patria, trabajan en beneficio propio y deshonran la toga que les puso el pueblo.

Sabemos que una gran desgracia moral corroe los cimientos de nuestros pueblos y amenaza destruir las conquistas de la verdadera democracia, porque detrás de la decadencia están por necesidad la mano del demagogo y el freno religioso que encadena el pensamiento.

Pero de todos modos, la voz del deber se impone y está llamándonos aún en los momentos en que damos reposo al continuo bregar de la mente perturbada por los horrores del mundo. Es necesario activar el pensamiento como agente cultural. Todos reconocemos la capacidad del ser humano para asimilar conocimientos. Tenemos que llenarnos de posibilidades para obligar a que se nos de oportunidades. Pero estas oportunidades no debemos esperarlas de los gobiernos ni de los políticos, ni de las instituciones cuya acción no trasciende sino a través de nosotros mismos, hombres y mujeres entregados a las causas de la humanidad.

Cuando vemos a todo un pueblo gimiendo alrededor de un grupo de favorecidos por la diosa Audacia pregunto: ¿Dónde está la justicia? ¿Dónde está la igualdad, las reformas, las grandes iniciativas, las sabias soluciones, los nobles empeños, dónde el sacrificio, dónde, en fin el deber cumplido?

Penetremos con nuestro pensamiento en el despacho del político, del burgués, en la celda de la alta autoridad eclesiástica, en los laberintos de las instituciones públicas, y después de este viaje penoso y desolador nos preguntaremos ¿Dónde está el deber? La contestación es en los pocos iluminados por la luz del sendero. La sociedad como raza necesita sus iluminados. A ellos les toca recoger las iniciativas de pobres insolventes de la sociedad injusta para cumplirlos en la tarea del deber para con nuestros semejantes.

¿Es la obra del deber?

El deber es persuasivo porque es útil, es noble porque tiene la delicada esencia de lo sublime, es sabiduría porque disciplinada el alma; es fuerte porque convence; es bello porque dignifica; heroico porque se sacrifica y por todo ello es amable.

Pero esas son aspiraciones de almas grandes, y no hay muchas almas grandes en la masa social cuya indisciplina e ignorancia tanto deploramos.
Hay que laborar ahí; en el pueblo, en los cimientos, en la base que soporta la riqueza, el lujo, la vagancia, la injusticia, en virtud de su inconsciencia, como la raíz del árbol ignora los esplendores de la copa.

Llevemos al pueblo la noción del deber, corramos en su auxilio, es generoso, célebre por su hospitalidad, famoso por su amor al bien, pero cuya tolerancia excesiva y su indiferencia que le hacen demasiado grande o demasiado pequeño no sabemos si es virtud que practica adelantándose al día de la fraternidad universal o defecto de su raza como diría el psicólogo.

A la obra, pues iluminados, para ella no necesitamos de los políticos, ni de los religiosos, necesitamos de la fuerza que tiene la sabiduría, fuerza, belleza y deber. A nosotros no nos aguarda el fracaso, porque nuestra labor es espiritual y lo espiritual lleva en sí el éxito que resplandecerá cuando la ley de el golpe de mallete y diga a los hombres de buena voluntad “De pie y al orden.